"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


viernes, 17 de diciembre de 2010

Sobre la Momificación


Con el término momificación se designan todos aquellos métodos a través de los cuales se deseca un cadáver para evitar su descomposición, y si bien han sido diversas civilizaciones las que han llevado a cabo estas prácticas a lo largo de su historia, (por ejemplo, en algunas culturas precolombinas como la Inca), en ninguna se alcanzó el grado de dedicación ni perfeccionamiento como en Egipto, a pesar de que no siempre, a lo largo de sus tres mil años de existencia, se siguió la misma técnica.

La palabra momia proviene del término arábico mumia (o mumiya), que significa brea o betún. Ello, originariamente, se refería a una sustancia negra, similar al asfalto, que se creía que tenían propiedades medicinales como cura de numerosas enfermedades, y que rezumaban del monte Mumia en Persia. En Egipto se usaba al creer que el cuerpo, al ser impregnado con dicha sustancia, mantendría esas propiedades en el otro mundo, de ahí el color negruzco de las momias y de ahí también que dicho nombre haya perdurado hasta nuestros días.

Antiguo Egipto

Durante el periodo predinástico los enterramientos eran muy sencillos, con excavaciones en la arena donde se depositaba el cuerpo. El contacto de este con la arena caliente del desierto provocaba una rápida deshidratación del cuerpo, incluso antes de que los tejidos pudiesen descomponerse. El descubrimiento de los cadáveres así mantenidos pudo ser lo que inspirase a los egipcios en mantener el cuerpo después de la muerte. Cuando las tumbas se comenzaron a colocar en construcciones bajo tierra, se hizo necesario un proceso especial para mantener el cuerpo y ahí surgió el proceso de momificación artificial.

Los antiguos egipcios creían en la vida después de la muerte. Pensaban que el alma del difunto viajaba hacia el Más Allá, por lo que debían prepararse para el viaje. En época del historiador griego Herodoto se realizaban, básicamente, tres técnicas de embalsamamiento, dependiendo del poder económico del difunto o de sus familiares. El método más elaborado y caro, utilizado para la clase más rica, requería de la licuefacción del cerebro a través de los pasajes nasales y la extracción de los órganos internos, excepto por el corazón y los riñones, a través de incisiones regulares. La cavidad craneal era rellenada con resina caliente y la cavidad abdominal, después de haber sido limpiada con vino de palma y aromatizantes, era rellenada con alguno de varios tipos de elementos, incluyendo especias, resinas, o aserrín empapado en resina. El cuerpo era entonces colocado en natrón, un carbonato de sodio encontrado en el Desierto Libio.
Tras la completa desecación (deshidratación o secado), que tomaba alrededor de setenta días en lograrse, tiempo equivalente a la duración que la estrella Shotis (o Sirio) tardaba en salir de nuevo por el horizonte tras desaparecer previamente por él, el cuerpo era limpiado con varias especias y aceites. Entonces seguía la elaborada envoltura de cada dedo, cada miembro, y el cuerpo entero con al menos trescientos cincuenta metros de algodón o lino, dentro del cual se envolvían brazaletes, collares, anillos, y finos amuletos, con la intención de que sirvieran para el uso del espíritu en su riesgoso viaje. Después de que el lino era sellado con resina o goma de árbol, el cuerpo era retornado a sus parientes para el almacenamiento en sarcófagos, lo que nos es familiar en el caso de los egipcios.
Como curiosidad, la momia de Tut-anj-Amon, que murió misteriosamente a los 19 años, tenía el pene en posición erecta y envuelto entre las vendas del abdomen, al modo de algunas representaciones del dios Osiris, mientras que la de Ramsés II destaca por la ausencia de dicho miembro, hecho notablemente curioso en un faraón del que es harto conocida su tan prolífica descendencia (al menos 152 hijos e hijas).
Muchas momias egipcias han sobrevivido hasta los tiempos modernos en notables estados de preservación, pero muchas se redujeron a polvo durante los exámenes científicos, o se pudrieron rápidamente cuando el vendado fue retirado. El arte de la momificación, en Egipto, sobrevivió hasta el año 392 d.C., cuando el emperador Teodosio lo prohibió…

Momificación en Diversas Civilizaciones
Chinchorro fue una cultura que habitó la costa sur de Perú. En él, hace 7.000 años se comenzó a momificar intencionalmente a fetos e infantes. Se creo que ello fue una consecuencia de que el pueblo Chinchorro vivía en un medio ambiente extremadamente árido y tóxico, con aguas de río que contienen niveles de arsénico 100 veces superiores a la de los niveles recomendados para la salud, por lo que la gente moría envenenada y las mujeres tenían tasas de abortos 30 veces más altas que cualquier población.

Los Incas sudamericanos tuvieron también bastante éxito en la momificación de restos humanos, pero los procedimientos utilizados no son conocidos con total certeza. Se piensa, sin embargo, que los cuerpos fueron disecados antes del entierro, probablemente por el clima cálido y seco de la región.
En el caso de Perú, sustituían los tejidos blandos con arcillas y el esqueleto se acompañaba con materiales de refuerzo y se efectuaba la desecación por fuego, luego se curaba el cuerpo con humo, se untaba con betún, bálsamo, y otras resinas, procediéndose a rellenar el cuerpo con hierbas de propiedades antisépticas.
En Brasil, el pueblo Jíbaro, sumergía la cabeza trofeo en agua con jugo de Chichipe y producía la cocción de la misma, que luego era expuesta al humo, pero previamente a este paso se extraía el cerebro por medio de incisiones en la región antero-posterior del cráneo, en forma de Y invertida.
En el Tibet, la momificación fue usada en los cuerpos de los lamas más importantes. Tras el destripamiento, la cavidad abdominal era rellenada con compresas saturadas en laca, y el cuerpo era envuelto en seda laqueada. Luego era completamente secado en posición de loto en un cuarto lleno de sal, dentro del cual por muchos días se tiraba aire caliente. Después de enfriar y desvendar, era cubierto con hoja de oro por experimentados artesanos y entonces era llevado al Salón de las Encarnaciones donde era sentado sobre un trono en la solemne compañía de otros lamas dorados de eras pasadas.
En Babilonia, se dice que las preservaciones se efectuaban mediante la inmersión de los cuerpos en miel; se supone que los restos de Alejandro Magno fueron preservados de esa manera. En 1773, para dar otro caso, se encontró el cuerpo bien preservado de un comandante naval empapado en ron.En Siberia, se extraían el cerebro y las vísceras, se rellenaban las cavidades corporales con hierbas, musgos y sustancias aromáticas y posteriormente se procedía a la congelación gradual del cuerpo.


En la Edad Media, era habitual el uso de momias convenientemente pulverizadas como parte de la composición de ungüentos y medicinas, fabricándose en algunos casos una especie de remedio universal, apto según los propagandistas de la época para todo tipo de males. Incluso llegó a creerse que estos polvos tenían poderes afrodisíacos. De hecho, estas costumbres estuvieron tan arraigadas y extendidas en esa época, que cuando disminuyó la provisión de momias debido al uso intensivo que se hacía de ellas, hubo quienes decidieron fabricarlas para satisfacer la demanda existente, para lo cual echaron mano de cadáveres de criminales ajusticiados en la cárcel y personas fallecidas en los hospitales a los que rellenaban por dentro y por fuera de betún, los ataban con firmeza, y los exponían al calor del sol para que se secasen. Las técnicas de momificación han conseguido que los cuerpos se mantengan hasta nuestros días...

La palabra catacumba procede del griego "katá kumbim" (junto a la cavidad). Los romanos llamaban así a la depresión existente en la Vía Apia, frente al circo de Majencio en donde, a principios del s. III, se excavó un hipogeo (sepulcro subterráneo) que se llamó por ello "ad catacumbas", denominación que se dió, posteriormente, a todos los cementerios bajo el suelo. En este tipo de necrópolis los capuchinos de Palermo descubrieron en el s. XVI que los restos óseos se conservaban con la carne flexible aunque momificada. Esto motivó que siguieran excavando nuevas galerías para depositar a los muertos y desarrollando otras técnicas de embalsamamiento.

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